sábado, 29 de marzo de 2014

Oblatos y Moros en Filipinas




Las Islas Filipinas es un país mayoritariamente católico, un llamativo contraste con el resto de los países de Asia, que sólo cuentan con exiguas minorías de cristianos. En Filipinas se calcula que el 80% son católicos. Es el fruto de la encomiable evangelización de los misioneros españoles, en los siglos de presencia de España. Sin embargo en el Sur el porcentaje de los seguidores de Mahoma rebasa al de los discípulos de Jesucristo. Sabido es que los Oblatos desde su llegada a las Islas Filipinas se han establecido al Sur, en esa “tierra de moros”, en medio del pueblo Bangsamoro” (musulmanes filipinos). A lo largo de los 75 años de su presencia, los Oblatos han hecho una apreciable labor de educación sin fronteras religiosas, en diálogo interreligioso, que comienza a dar frutos. La mayoría de los líderes políticos del Movimiento Islámico por la Liberación se han educado en los Colegios y en la Universidad Notre Dame, fundados y dirigidos por los Oblatos. Éstos, ahora, tras largos años de tensión y terrorismo, se sienten esperanzados con el acuerdo firmado este mismo mes de marzo entre el  Gobierno central de Manila y los Rebeldes del Sur. Léanse a este propósito las declaraciones del P. Lauro de Guía OMI, Superior provincial (en la foto), a la Agencia Fides.

viernes, 28 de marzo de 2014

Oblatos en Sri Lanka

Los Oblatos de Sri Lanka, numerosos y misioneros "ad extra"

 Oblatos spañoles misioneros en Ceilán

Dos Oblatos del Consejo General, Miguel Fritz, Consejero general para Latinoamérica, y Luis Ignacio Rois, alias Chicho, Consejero general para Europa, han hecho una visita de familia a los Misioneros Oblatos del norte de Sri Lanka, la Isla que los ingleses llamaron Ceilán, y los poetas, Lágrima de la India, o mejor, la Perla de Asia. Los primeros Oblatos que llegaron a ese país fueron enviados por el mismo fundador de la congregación, San Eugenio de Mazenod, en 1848. Al día de hoy Sri Lanka cuenta con dos provincias oblatas, Colombo y Jaffna. El número de Oblatos esrilanqueses rebasa sobradamente los 300 y no se limitan a establecer la Iglesia en su propia tierra, sino que, como misioneros que son, han ido a evangelizar a otros países. En el siglo pasado recibieron misioneros extranjeros, europeos en su mayoría. Ahora ellos se han convertido en misioneros “extranjeros” aceptando misiones “ad extra”. Han fundado en India, Bangladesh, Paquistán… Colaboran en la evangelización en diversos países, y no sólo asiáticos, sino también europeos, por ejemplo Italia o Escandinavia. En la primera mitad del siglo XX llegaron a Jaffna dos Oblatos españoles: Simeón Gómez, burgalés (Hacinas 1808 – Jaffna 1978) y poco después Bonifacio González, leonés (Las Salas 1919 – Madrid 1991). De ambos hay memoria viva en la Isla; pero pocos ceilaneses, incluso Oblatos, se acuerdan de un tercero que partió desde Madrid: 
Pedro Saltiel (Salónica 1914, Jaffna 1948). Era un Oblato particular: judío sefardí, convertido al cristianismo, entra en la congregación en Francia, donde hace su primera profesión religiosa en 1927 y la oblación perpetua en 1940. A la llegada de los nazis a Francia huye en bici hacia España. Lo acoge la comunidad oblata de Henani y lo envían a Pozuelo para terminar la teología, donde en 1942 es ordenado sacerdote y, tras unos años de ministerio en España, parte para Ceilán, donde enfermó y murió a los dos años de su llegada. “Corta fue la sementera”, escribiría de él Gregorio Iriarte, estudiante de teología, en La Purísima.

 
Bonifacio González, Simeón Gómez  y Pedro Saltiel

Léase ahora el relato de Chicho

miércoles, 12 de marzo de 2014

El Papa, ¿visitará la Casa de Ana?

El P. Vicenzo Bordo, OMI

El anuncio de la visita pastoral del Papa a Corea ha entusiasmado a los pobres de la Casa de Ana, fundada y dirigida por un Oblato, el P. Vicenzo Bordo. “La noticia ha hecho felices a nuestros pobres”, afirma en una entrevista que le hicieron en Radio Vaticano (11.03.2014). 
Yo visité ese centro caritativo, junto con el Provincial de Italia, el P. Angelo Daddio, en 1995. El P. Bordo nos dijo que la manera más discreta y eficaz de conocer esa obra era ir a servir las comidas. La Casa de Ana estaba en sus comienzos. El obispo de Swon nos decía: “Han tenido que venir los misioneros a Corea para hacernos caer en la cuenta que también en Corea hay pobres”. En aquel momento los cuatro oblatos presentes eran todos italianos. Uno se ocupaba de los inmigrantes asiáticos, otro de un centro de personas ciegas, otro de deficientes psíquicos y el P. Bordo se arriesgó a abrir la Casa de Ana, que toma el nombre de Ana, esposa de Joaquín, una pareja de recién bautizados. Abrieron un comedor para pobres, al que acudían a diario varias decenas de hombres jubilados, dignamente vestidos, pero sin ningún recurso económico, pues cuando dejaban de trabajar, no tenía pensión alguna. Ana era la cocinera y el factótum de la casa. Un grupo de voluntarios, estudiantes universitarios, iban a diario para hacer servir las comidas y fregar los platos. ¿Recursos para sostener esa obra? La divina Providencia. Era una obra pionera en Seúl. Hoy la Casa de Ana acoge a diario entre 500 y 600 personas sin techo: niños de la calle, ancianos… Se halla en Song-nam, en la periferia de Seúl, y es el centro de Caritas más importante del país. Los pobres de la Casa de Ana, al conocer la noticia del viaje del Papa, decían entusiasmados: “¡Entonces vendrá a visitarnos!” Conociendo el amor preferencial del Papa por los pobres, todo es posible.
Si quieres saber más, sigue leyendo en Más información.

sábado, 8 de marzo de 2014

Boletín Mártires Oblatos



El nº 23 del Boletín de los Mártires Oblatos se halla en imprenta. Su contenido, en parte, es conocido por quienes frecuentan este Blog:

- Tres nuevos Mártires Oblatos
- El Calvario de Pozuelo, 4ª entrega
- S. Eugenio Patrono y Protector de las familias desestructuradas (rotas)
- Orlando Quevedo, nuevo cardenal oblato, valora el martirio de esos tres presuntos  Mártires de Jolo, Filipinas.

Quienes no hayan recibido nunca este Boletín y quieran suscribirse (gratis), pueden enviar su nombre y dirección postal completa a este correo electrónico: martinez@omigen.org
Si quieres leer ya el Boletín nº 23, visita este Blog: http://martiresomimadrid.blogspot.it/

A todos les deseamos una santa Cuaresma y feliz Pascua de Resurrección.

miércoles, 5 de marzo de 2014

La comunidad religiosa vista por el P. Iriarte


El Gregorio Iriarte OMI (1925-2013), fallecido, casi nonagenario, el año pasado, ha sido uno de los hombres más populares de Bolivia y de Hispanoamérica. Nació en Olazagutía (Navarra) en 1925. Recién ordenado sacerdote en Madrid (1950), lo destinan a Argentina; pero pronto pasa a Bolivia donde transcurrirá la mayor parte de su vida. Misionero inquieto, se implica a fondo en los problemas del pueblo, siempre a favor de los marginados sin voz. Divulgador genial: edita un libro casi cada año. Sin haber cursado estudios formales en ninguna universidad, poco antes de morir (10.10.2013), le llueven los Doctorados Honoris causa. El último se lo llevó a domicilio el Presidente de la República en persona. Entresacamos unos párrafos de una de sus reflexiones sobre la vida comunitaria de las personas consagradas.

Necesidad de la comunidad

Estamos hechos a imagen y semejanza de Dios que es “Comunidad Trinitaria” por eso, para todos y cada uno de nosotros, existir, en realidad, es co-existir y comunicarnos, es desarrollarnos y liberarnos, tanto en área de los valores humanos como, principalmente, en los aspectos de nuestra vivencia religiosa.
Los religiosos/as somos cada vez más conscientes de la necesidad de profundizar nuestra vida comunitaria en una relación auténticamente fraternal que irradie estímulo, calor y nueva vida en una sociedad cada vez más hundida en individualismo, en el pragmatismo y en el consumismo.
Nada más importante para llegar a una mayor solidaridad que la unión de corazones con la recíproca aceptación de todos y de cada uno de nuestros hermanos/as. Nada anhelamos tanto todos como el ser aceptados, el ser queridos y tenidos en cuenta por los demás. De ahí que el “encuentro comunitario” deba constituirse para nosotros en una verdadera prioridad espiritual y humana.
En realidad, lo mejor de cada uno de nosotros es lo que hemos recibido de aquellas personas que nos han amado. Cuanto más somos amados, más libres nos volvemos para aceptarnos a nosotros mimos y a los demás. Cuando nos sentimos amados, crecemos. Cuando no nos sentimos amados nos entristecemos y tendemos a cerrarnos sobre nosotros mismos.

Conclusiones

1. La aceptación mutua y la complementariedad son de absoluta necesidad en toda comunidad.
2. La “reunión comunitaria” no es para juzgar o para corregir algunos errores del grupo o de las personas que lo integran, sino para comunicarnos en profundidad y lograr con ello conocernos mejor, aceptarnos y construir entre todos una verdadera fraternidad.
3. Uno de los errores más graves en los que se ha caído con demasiada frecuencia es hacer del “encuentro comunitario” una práctica de “corrección fraterna”, con la idea de superar algunos problemas de conducta personal o comunitaria. La verdadera comunidad se construye desde la aceptación de todos y cada uno de sus miembros con todas sus limitaciones personales, psicológicas y espirituales, y no desde el autoritarismo o de la corrección, por buenas que sean sus intenciones.
4. La “corrección fraterna” solo puede ser positiva en una segunda instancia posterior. Tiene que nacer desde la aceptación del otro, pero nunca desde una exigencia de cambio impuesta o exigida.
5. Es muy probable que algún miembro de la comunidad quiera comunicarse en privado con mayor profundidad y desear que le señalen sus defectos o errores. Es muy posible que una auténtica reunión comunitaria desemboque en este dialogo personal franco y constructivo, pero la reunión en sí no es un sistema de coacción o de corrección.
6. Nunca podrá ser efectivo un encuentro comunitario si no parte de la verdadera aceptación y estima de todos sus integrantes. Esta es la razón del fracaso de lo que antiguamente se llamaba “Capítulo de culpas”. No partía del verdadero amor fraternal ni de los más elementales principios de la psicología.
El gran ideal comunitario lo tenemos expresado en el comportamiento y en la actitudes de las primeras comunidades cristianas: “La multitud de creyentes no tenía sino un solo corazón y una sola alma” (Hch. 4,32).

                                                    Gregorio Iriarte OMI
Cochabamba, Agosto del 2011


Quien quiera leer todo el artículo, puede encontrarlo en el próximo número (abril 2014) de OBLATIO, revista oblata dirigida por el P. Fabio Ciardi: http://www.omiworld.org/oblatio/oblatio-home-page.asp

Ver más abajo (Más información) algunas fotos.