Tránsito
Muerte y Asunción de María
El año pasado publiqué un poema del P. Rafael Álvarrez Muñiz o.m.i.
sobre la Asunción de María.
E vísperas de la misma Solemnidad o Fiesta, lo recupero aquí
Se durmió. No murió.
Que no muere, se duerme,
el que muere de amor.
Se durmió dulcemente
y se fue…
Y se fue
con los pies hechos alas
sin hacer ningún ruido
como hace la madre
cuando deja en la cuna
a su niño dormido
Y vinieron los Ángeles
con sus alas de espuma,
sus vestidos de nieve
y sus carros de nubes
adornados de estrellas,
para velar su sueño.
En el pecho tenía
como el rojo de púrpura
una rosa de sangre
que floreció aquel día
a los pies del madero
en que murió la VIDA,
y ofrendando a su Hijo
nos aceptó como hijos.
La velaron tres días
nada más que tres días
entre cantos y danzas,
alabanzas y loas
al acorde de liras,
melodías y arpas
y otras mils sinfonías.
al acorde de liras,
melodías y arpas
y otras mils sinfonías.
II
Después vino el Hijo
y besó su frente
para despertarla
como hiciera Ella
cuando Él era Niño.
Porque no era bueno
que estuviera muerta,
o sólo dormida,
quien diera la vida.
Sacaron sus galas
y sus chirimías
y hubo mucha fiesta
y grandes torneos
para festejarlo
arriba en el Cielo.
Y luego cruzaron
sus alas de espuma
tejiendo una alfombra
y un arco de triunfo
de la tierra al Cielo
para que subiera
a son de trompetas
por santa y por buena,
por buena y por Madre
la Virgen María.
Y dejó en la tierra
su blanca sonrisa,
un olor de rosas
y un amor de madre
para cobijarnos
en nuestras tormentas.
III
Y el Padre le puso
corona de Reina,
de Reina de Cielos,
de Cielos y Tierra,
para que interceda,
proteja y ampare
si te sientes hijo
y desde tus penas
y tus alegrías
tú le dices: MADRE.
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