“Saludo
también a los miembros del Movimiento de los Focolares junto a amigos de
algunas comunidades islámicas. Vayan adelante, vayan adelante con coraje en
vuestro recorrido de diálogo y fraternidad. Porque todos somos hijos de Dios”. (Palabras del papa Francisco en el Angelus
13.12.2015)
Eso se oía en la Plaza de San Pedro. Luego, al otro lado de la
columnata, en el aula magna del Pontificio Instituto Augustinianum, 500
personas, tres horas de “comunión” entre
cristianos y musulmanes. Se palpaba la fraternidad universal, no en teoría, sino hecha vivencia, gracias al amor recíproco
que nos hacía sentir de verdad hermanos, porque hijos de Dios.
Como colofón, se leyó y se nos entregó el “Pacto de cercanía y colaboración” entre las comunidades cristianas y musulmanas.
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