Mons. Lito, un
Obispo en la diana
El 17 de febrero de 2016, Mons. Angelito R. Lampón o.m.i. celebra su 18º aniversario como obispo
del Vicariato Apostólico de Jolo. Superior Provincial de Filipinas, en 1992, es
elegido Consejero general para la Región de Asia-Oceanía.
El 4 de febrero de 1997, Mons. Benjamín de Jesús o.m.i., obispo de
Jolo, fue abatido a tiros por dos musulmanes fanáticos cuando salía de la
catedral.
En 1997, cuando el P. Lampón, tras un
encuentro en San Antonio, Texas, volvió a Roma, el Superior general, P. Marcello Zago, le dijo: "Lito, ¡el
Vaticano lleva dos semanas buscándote!”. El P. Lito fue al día siguiente a la
Congregación para la Evangelización de los Pueblos. Tras un saludo cordial, el
Arzobispo Secretario de la Congregación, le dijo: "El Santo Padre le ha nombrado
Obispo de Jolo, ¿acepta?”. Su respuesta inmediata fue: "No; si han asesinado
a Mons. Ben de Jesus, que era un hombre bueno, me matarán a mí también”. La respuesta
del Arzobispo Uhac fue muy cándida: "Sí, comprendo. Es una llamada al martirio”.
Pero, añadió: "Por favor, dése prisa en tomar una decisión. Por su delicada
salud, el Papa sólo ordena obispos en Roma el 6 de enero, fiesta de la Epifanía”. Tras
varios días de angustioso discernimiento, el 6 de diciembre el P. Lito aceptó
el nombramiento.
Roma, 2014: Mons. Lito con el Papa en la Plaza de S. Pedro
El
obispo describe la misión en el Vicariato Apostólico de Jolo dice: “El Vicariato
es como una gran parroquia. Hay una catedral y el resto son capillas. No es
difícil de administrar. No tengo problemas con mis sacerdotes: quince oblatos y
dos diocesanos. Son mi fuente de gozo. Llevan un estilo de vida sencillo. Tienen
celo apostólico y están muy comprometidos con su misión. El transporte y las distancias
son parte de la dificultad. Lleva al menos 4 o 5 horas ir desde Jolo a la isla
más próxima, Siasi. De allí unas 8 o 10 horas hasta Bongao. Cagayan de Mapun es
la parroquia más lejana. Con buen tiempo el viaje lleva 24 horas en mar abierto
en una "lancha” de madera. Con mal tiempo lleva 48 horas o una eternidad.
En los últimos 17 años tres embarcaciones naufragaron y se perdieron. Ir a
Mapun supone siempre arriesgar la vida”.
El primer
desafío al que se enfrentan los misioneros es la movilidad. Por cuestiones de
seguridad, estamos fuertemente custodiados por los militares, lo cual crea una
suerte de anti-testimonio. Sin embargo,
tras el martirio de Mons. Ben,
el P. Benjie Inocencio (†2000), del P. Rey Roda (†2008) (ver: http://joaquinmartinezomi.blogspot.it/2014/01/tres-nuevos-martires-oblatos.html) y
muchos de nuestros líderes laicos, nos vemos obligados a aceptar la custodia
militar.
Ya no es fácil hacer visitas a
domicilio. Seguimos llevando la Santa Comunión a unos 30 parroquianos enfermos
y ancianos cada Primer Viernes, pero siempre con la escolta de dos infantes de
marina y el obispo como conductor.
El diálogo interreligioso es un gran
desafío. Tenemos muchos amigos musulmanes, especialmente los que estudian en
nuestras escuelas de Nuestra Señora o los beneficiarios de nuestros proyectos
de acogida, pero hay ciertos grupos radicales anticristianos. En una ocasión, regresando
a casa tras la misa vespertina, en la capilla de Asturias, dos hombres de unos
treinta años detuvieron el vehículo y escupieron al suelo delante de mí. Pero
no es algo que me resulte realmente nuevo. En mis 17 años como obispo de Jolo,
han arrojado granadas de mano al interior de la Catedral de Jolo unas siete veces.
Se produjeron daños materiales, pero sin víctimas. La protección de Nuestra Señora
del Monte Carmelo, Patrona de la Catedral, nos ampara.
La calidad de
vida de cada oblato influye en la gente y en la Iglesia en general. Llevamos una vida sencilla. No
tenemos vehículos lujosos. En
las islas de Tawi-Tawi remamos con nuestra propia canoa o utilizamos botes
motorizados públicos. Nuestro horario viene marcado por las altas o bajas mareas.
Tratamos de servir a los más pobres de los pobres. El patrimonio del Vicariato
es patrimonio de los pobres.Para resumir, el obispo añade: "Accipe Oblationem Meam” (acepta, Señor, mi sacrificio) es mi divisa Episcopal: oblato, oblación, ofrenda. Ser misionero significa, pues, estar presente allí donde la vida esté más amenazada. El valor en Sulu y Tawi-Tawi supone no sólo la ausencia de miedo, sino más bien la convicción de que hay ALGO más importante en juego que nuestro miedo personal. Ese "ALGO” es la Misión de Jesucristo y su Iglesia (extraído de "OMI Philippines”, diciembre de 2015).
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