Cuadro de los 17 Protomártires de Laos.
Los seis de la derecha son Oblatos
Los seis de la derecha son Oblatos
La Beatificación de los Mártires de Laos,
entre los que se cuentan seis Oblatos, ya ha sido firmada por el papa Francisco
y la Santa Sede ha fijado la celebración para el 11 de Diciembre de 20116. Hay
algunos escollos que superar y esperamos que la nave llegue a buen puerto. De
todos es conocida la situación política de aquel País…
Entre tanto desde la Casa Martirial de
Pozuelo (Madrid) seguimos publicando las semblanzas de los seis nuevos Oblatos Mártires. Acaba de entrar en
máquinas (imprenta) el Boletín nº 29 de los Mártires Oblatos de España con la
segunda semblanza, la del P. Luis Leroy. Se envía impreso a los “Amigos de los
Mártires”. Para los impacientes adelantamos una entraga a continuación, pinchando debajo en
“LA IGLESIA SIEMPRE SERÁ PERSEGUIDA “
Uno de nuestros Már- tires, Francisco Polvo- rinos Gómez, solía re- petir a sus paisanos: “La
Iglesia siempre será perseguida, pero jamás será vencida”. Rosa Mª Lorenzo, la
pintora del cuadro que se descu- brió en la catedral de Madrid durante la cere-
monia de la beatifi- cación, quedó tan im- pactada por esa frase que la plasmó
en el lienzo sobre el pecho de del beato Francisco Polvorinos.
También hoy la Iglesia sigue siendo perseguí- da,
como lo recalca el papa Francisco, frente al silencio de los medios. Del 28 al
30 de abril de 2016 se celebró en Nueva York un congreso sobre la persecución
religiosa en el mundo. “Todos somos Nazarenos” (#WeAreN) era
su lema. Testimonios impactantes, asegura el periódico digital “Más Libres.org”. De ahí entre- sacamos
esta noticia:
“De la totalidad de minorías religiosas
perseguidas, los cristianos suponen un 80%. Son víctimas de la imposición
deliberada de condiciones que buscan su destrucción física, total o parcial.
Están siendo asesinados, decapitados, crucificados, golpeados, extorsionados,
secuestrados y torturados. Han sido víctimas de ejecuciones sumarias. Han sido
esclavizados y convertidos al Islam a la fuerza. Pueblos cristianos, aldeas y
distritos han sido devastados por completo.
El Parlamento Europeo, el Consejo de Europa, el
Congreso de los Estados Unidos (por voto unánime), el Papa Francisco y líderes
cristianos de distintos ritos, han catalogado como geno- cidio a las acciones
del Daesh en contra de los cristianos
y otras minorías religiosas.
Este Congreso tendrá (tuvo) lugar en la ciudad de
Nueva York (EEUU) entre el 28 y el 30 de abril.
El
evento reunió a exper- tos y testigos de las atro- cidades y el éxodo sufrido
por los cristianos y otras minorías religiosas en Siria, Irak, Nigeria y otros
países. Estos testigos fueron invitados a hablar en la sede de la Organización
de Naciones Unidas, para dirigirse a los líderes mundiales y llamarlos a tomar
acciones sobre este gravísimo problema”.
Sigue
la persecución y sigue el reconocimiento oficial del martirio por parte de la
Iglesia. Este mismo año se celebrará en Laos la beatificación de los “Protomártires
de Laos”. Son 17 en total: un sacerdote diocesano, 11 misioneros (6 son
Oblatos) y 5 laicos.
El Padre Luis Leroy, o.m.i.
Testigo de Jesucristo en Laos, Martirizado el 18 de abril de
1961
Soñaba con la perspectiva
del martirio.
“Yo entré en los Oblatos para ir a una misión
donde pudiera morir mártir”, decía.
Luís
LEROY
nació el 8 de octubre de 1923 en Normandía
(Francia), en el pueblo de Ducey. Fue
bautizado al día siguiente en la iglesia parroquial del pueblo. Era el
primogénito de una familia campesina de 4 hijos.
En 1932, cuando Luís tiene sólo 9 años, muere
su padre. La madre entonces se traslada con sus 4 hijos a una finca de Villiers le Pré. Al ser el
mayor de los varones, terminada la escuela primaria en el pueblo, Luís trabaja
en la finca de la familia durante unos diez años. Al regresar del servicio
militar, a la edad de 22 años, será cuando se orienta hacia la vida misionera,
a la que aspiraba desde hacía mucho tiempo. Lo admiten en el juniorado de Pontmain
de los Misioneros Oblatos de María Inmaculada donde durante dos años y medio
tratará de recuperar los estudios secundarios.
No conseguirá dominar el latín, y será uno de
sus sufrimientos. Compensaba con creces ese hándicap con la seriedad que ponía
en todo lo que hacía. En el informe sobre él el superior escribe: “Muy
aplicado, resultados medianos”. A partir
de entonces los dolores de cabeza lo acompañarán siempre, durante sus estudios.
En 1947, con un compañero, futuro misionero
de Camerún, va a pie en peregrinación desde Pontmain a Lisieux, 150 kilómetros,
para rezar ante la tumba de Santa Teresa del Niño Jesús, patrona de las
misiones. Ese mismo año, seguro y tranquilo, hizo esta confidencia a otro
compañero: “Yo entré en los Oblatos para ir a una misión difícil donde podría
morir mártir”.
En 1948-1949
hace el noviciado en La Brosse-Montceaux (Seine-et-Marne). Su maestro de
novicios describe así su retrato
espiritual: “Recto, duro consigo mismo y con los demás. Inteligencia bastante
buena, más práctica que especulativa, buen sentido común propio de una
campesino normando a quien nada puede arredrar, obstinación que se compensa con
una gran caridad y gran docilidad”. Este retrato lo completa uno de
sus compañeros: “Luís Leroy era muy serio en todo, muy aplicado en sus estudios
y en su vida espiritual. Era muy alegre, muy fraterno Era un amigo. El deseo de
las misiones extranjeras era muy fuerte en él”.
Seguirán seis años de filosofía y teología en
Solignac. Un compañero de su promoción, de procedencia campesina como él, habla
de su amistad y añade:
“Yo consideraba al Padre Leroy como un hombre muy serio y
muy entregado en todo cuanto hacía: estudio, oración, vida fraterna. Estaba muy
seguro de su vocación misionera. Se podría decir que le hacía soñar con la perspectiva
del martirio. También era alegre y le gustaba reír, pero siempre con seriedad”.
El 8 de septiembre de 1952 Luis hizo su
oblación perpetua. El 4 de julio de 1954 es ordenado sacerdote en la abadía de
Solignac, seminario mayor de los Oblatos. Escribe entonces al Superior general:
Antes de conocer a los Oblatos me atraían las Misiones de
Asia, y por esas misiones yo quería abandonar mi profesión de labrador. El conocimiento
de las misiones oblatas me ha hecho desear ir Laos, Las dificultades con que ha
topado esa misión y que quizá todavía encontrará no han hecho más que aumentar
mi deseo. Yo acogería con mucha alegría mi obediencia para Laos, si usted juzga
oportuno enviarme…”
Su obediencia para Laos tiene la fecha del 11
de junio de 1955.
Un misionero de gran corazón
Conocemos los seis años del Padre Luís en
Laos gracias sobre todo a la correspondencia mantenida con las Carmelitas de
Limoges: les confía sus alegrías, sus esperanzas y sus pruebas de misionero.
Estudia con paciencia las lenguas –lao y
kmhmu’, y después el thaï dam-
con el hándicap de una sordera precoz. Espera conseguir resultados “medianos”;
pero todo esto lo compensa con sus cualidades de acogida y su sonrisa, con su
infatigable entrega al servicio de los enfermos, con su amor a los más pobres,
con su paciencia con los pecadores.
A finales de 1957 el Padre Luis ya estaba en
Xieng Khouang. Desde allí se irá a su puesto definitivo, Ban Pha, en la
montaña. Era un poblado todavía neófito, evangelizado por el Padre Joseph Boissel, o.m.i. Allí hablaban el thaï dam, ¡otra lengua nueva para él!
En su entorno había varias aldeas cristianas de lengua kmhmu’ y un amplio
sector por descubrir a donde aún no había llegado el Evangelio.
Durante los tres años y medio siguientes el
Padre Luís llevaba escrupulosamente al día el “codex historicus” (diario de la
misión). Cuenta sus alegrías y sus penas de misionero: expresa lo que sufre
ante la tibieza y la falta de constancia de ciertos cristianos; pero sobre todo
testimonia una fe inquebrantable y un celo sin límites.
Siempre incansable, a la vez que continúa a
instruir la comunidad de Ban Pha, visita las aldeas que le han sido confiadas,
situadas a dos, tres o cinco horas de camino y siempre por senderos imposibles.
Escribe:
He tenido que ir y pasar una noche en aldeas paganas para
darles a conocer nuestra religión pero, al menos aparentemente, lo que les dije
no parecía que les interesase gran cosa… Pronto se da uno cuenta que sólo la
gracia todopoderosa de Dios puede convertir un alma.
En otra carta:
Desde el 1º de julio de 1959 al 1º de julio de 1960 ha
habido 73 bautizos de los cuales 37 de adultos… Cerca de 3.000 personas habían
venido a consultas sanitarias, a veces se trata de casos sin gravedad, otras
veces de casos muy graves, y para atender a todo eso tenía que recorrer al
menos 300 kilómetros a pie con la mochila a la espalda. Algunos días es duro,
sobre todo cuando la salud no es boyante, pero soy muy feliz de poder trabajar
en este sector.
Relato martirial
En abril de 1961, cuando tuvo lugar la ofensiva general de la guerrilla
comunista, gente que veía con malos ojos que estuviera allí, revelaron a los
atacantes su presencia activa.
El 18 de abril de 1961 el P. Luís Leroy estaba rezando en su pobre
iglesia. Un destacamento de soldados de la guerrilla fueron a por él. Según la
gente del pueblo, él sabía que su salida sería definitiva: pide que le dejen
ponerse la sotana, coloca la cruz oblata en la faja, toma su breviario bajo el
brazo y les dijo adiós a todos. Con la cabeza descubierta y los pies descalzos, siguió a los soldados
por caminos escarpados.
Según hemos sabido más tarde, Luís hubiera
podido salvarse fácilmente. Pues cuando las tropas del rey abandonaron su
pueblo, Ban Pha, los militares le insistieron que partiera con ellos. Él se
negó tranquilamente, diciendo que su deber era quedar con su gente, conforme a
la orden recibida de sus superiores. Añadió: “estoy dispuesto a morir por el
Señor - Pho nhom tai pheua Phrachao”. Un joven que formaba parte de ese
destacamento, afirmó que él había vuelto dos horas después solo, arriesgando su
propia vida, para intentar convencerlo a que se fuese. Cuando llegaron los soldados
del otro campo, su vecina Anna, joven cristiana enteramente consagrada a la
misión, por su parte también se lo suplicaba. Pero todo fue en vano…
El día de su
captura una mujer de Ban Pha Teu vio pasar al Padre rodeado de soldados por el
arrozal vecino al pueblo. Poco después oyó varios disparos y pensó que habían
matado al Padre en el bosque. Por la tarde, un grupo de mujeres del mismo
pueblo, yendo a buscar leña para el fuego, se toparon con soldados que las
echaron. Ellas, aterrorizadas, regresaron a casa a toda prisa. Pocos días
después descubrieron en el bosque una tumba reciente, a la que habían querido
darle aspecto de antigua cubriéndola con ramas y hojas secas. Se comenta que el
Padre está enterrado allí, y ya nadie se atreve a acercarse.
Luís Leroy, como sus otros hermanos Oblatos,
aplicaba estrictamente la consigna recibida de la Santa Sede de quedarse en
medio de los cristianos, aún a riesgo de poner en peligro su propia vida. Vivía
heroicamente su consagración de religioso misionero, interpretando al pie de la
letra el llamamiento solemne del Fundador S. Eugenio de Mazenod a sus hijos: “(Los Oblatos) estarán dispuestos a
sacrificar bienes, talentos, descanso, la propia persona y la vida misma por
amor a Jesucristo, servicio de la Iglesia y santificación de sus hermanos”.
Es probable que, por la radio y los periódicos, ha- yáis
oído hablar de los acontecimientos que se es- tán desarrollando en Laos. Por el
momento, en cuanto podemos juzgar, esto está más bien en calma; por el pueblo,
una vez, pasaron cerca de setecientos sol- dados; a mí no me dijeron nada, ni
tampoco a la gente. De cara al futuro, no sabemos nada, por eso actuamos como
siempre, poniendo la confianza en el Buen Dios.
En cuanto a mí, la moral es excelente, soy muy feliz con
mi dura pero espléndida vida misionera. Mis peticiones de antes, referentes a
la vida misionera en la selva, han sido escuchadas plenamente. En cuanto al
apostolado, tengo mucho trabajo. Durante el año que ha transcurrido, he
distribuido más de 4.000 comuniones, he escuchado más de 2.000 confesiones, 19
bautismos; este número será muy superior el año que viene porque, instruyo
actualmente a 70 catecúmenos, la mayoría podrán ser bautizados por Pascua de
1960.
¿Esto quiere decir que todo es perfecto? Ciertamente no.
Últimamente una cristiana apóstata dejó morir sin el bautismo a su bebé de 10
meses. Un cristiano apóstata se está iniciando en el arte de la hechicería.
Otro, bautizado el año pasado, prácticamente no ha puesto los pies en la
iglesia desde que es cristiano. En una de mis aldeas, donde los cristianos son
una minoría en medio de los paganos, los hechiceros son muy activos y consiguen
desconcertar a algún que otro cristiano, diciéndole, cuando cae enfermo, que
sólo mediante la vuelta al culto de los espíritus puede curarse. Por fortuna
esos pérfidos consejos no siempre son escuchados.
Enfermos y heridos acaparan mucho tiempo y obligan a
largos y fatigosos desplazamientos. Entre los enfermos que curo, un cristiano
se quemó la cara, las manos y una rodilla. Tuve que ir a verle tres veces, sólo
que para llegar hasta allá hay que andar tres horas y media por la montaña. Heridos
o enfermos de ese tipo no son raros.
Los numerosos paganos que me rodean, que encuentro cada
día o que vienen a hacerse curar, no están dispuestos a hacerse cristianos.
He aquí la perspectiva de mi sector, que una vez más
encomiendo a vuestras oraciones. Rezad
también por mí, para que Dios pueda llevar a cabo por mi medio todo el bien que
él desea hacer.
Laos
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