lunes, 30 de mayo de 2016

S. Eugenio de Mazenod en Betania


«Cuando Dios sana a una mujer sana a una madre, con ella a unos hijos, 

con ellos a una familia y con ella a una sociedad»

«En el rencor Dios no puede actuar»


Son afirmaciones  de María Luisa Ethardt, promotora en España del Proyecto BETANIA para mujeres separadas, etc. Me puse en contacto con ella para hablarle de un hijo de divorciados que fue sacerdote, fundador, obispo y santo: Eugenio de Mazenod.  

Este fue mi mensaje:

Hola, María Luisa, he visto algunos vídeos sobre  el Proyecto Betania y me han encantado. Soy un sacerdote de los Misioneros Oblatos de María Inmaculada que resido en Roma desde hace unos años. Anteriormente viví en Pozuelo y en Madrid. Quería conectar  con usted y un amigo común me ha facilitado su dirección electrónica.
Estoy muy interesado por las personas afectadas por rupturas matrimoniales. Me ha contagiado  esta inquietud, en parte al menos, un gran amigo Jesuita, el P. Paolo Bachelet, que ha trabajado con denuedo en la pastoral y acompañamiento de las parejas separadas, divorciadas,  casadas de nuevo…  Este celoso sacerdote,  a pesar de sus años y salud precaria, pero que conserva su lucidez mental, sigue al pie del cañón en la enfermería de la curia general de los Jesuitas. Fue él quien me puso en la pista de este aspecto de nuestro Fundador, San Eugenio de Mazenod, Obispo de Marsella. “Lo que significaría para estas personas –me decía-  saber que un hijo de divorciados se hizo sacerdote y luego fue fundador, obispo y ahora santo canonizado”. Es quizá en la historia de la Iglesia el único Santo hijo de divorciados canonizado. Esa situación familiar bloqueó por varios años el proceso de su causa de canonización. 
El  P. Bachelet dice que el caso de S. Eugenio es un ejemplo para las personas separadas, divorciadas…para  que más allá de su drama, piensen e sus hijos. Sé que su hijo Borja también es sacerdote.  ¡Enhorabuena!
Algunos quieren proponer a S. Eugenio como intercesor y patrono de todas las personas que sufren o han sufrido a causa de esas “rupturas”. Yo mismo lo he promovido en calidad de Postulador general. S. Eugenio hizo toda su parte para  recomponer la unidad familiar.  Todo en vano. Fue una espina que llevó clavada en el corazón toda su vida. Por esto yo creo que no quedará indiferente ante quienes sufran situaciones similares.
Perdone mi “intromisión”. Sólo quería hacer saber a todos los miembros del Proyecto Betania que cuenten con mi simpatía y oración. Que María,“Reina de las Familias”, les ayude. Cordialmente. Joaquín Martínez vega, o.m.i.

Y esta fue su respuesta:

Hola Padre, muchas gracias por el correo tan cariñoso y esperanzador que me envía. El contenido del mail lo transmitiré a las familias de Betania y les hará sentirse amadas dentro de nuestra Iglesia. ¡Qué bueno es Dios que regala el don de la santidad a un hijo de divorciados!, nosotras experimentamos el Amor de Dios en nuestra historia de vida y en nuestras familias ya durante la primera etapa de sanación, el Señor está sanando mucho en nuestras familias y por ello sólo podemos alabarle y agradecerle tanta misericordia y predilección. Y a partir de ahora pediremos la intercesión de San Eugenio de Mazenod por nuestras familias. Mi padre en la tierra también se llamaba Eugenio y este detalle también me acerca más a él.
Una vez más muchas gracias Padre y nos encomendamos a sus oraciones. Madre y Reina de las familias en el Corazón de Cristo, ruega por nosotros. Unidos siempre en Jesús y María,
Maria Luisa Erhardt 

A continuación, algunas de sus afirmaciones y una interesante entrevista en video: no te lo pierdas...


María Luisa Erhardt, de Betania,

mujeres separadas católicas


"Me separé joven, tenía 30 años y llevaba tres mirándome a mí misma. No podía culpar al otro porque no tenía poder sobre el otro": con extraordinaria serenidad, María Luisa Erhardt explicó este sábado a Gonzalo Altozano en No es bueno que Dios esté solo (Intereconomía TV) las circunstancias de su propio caso personal como origen remoto de lo que desde 2006 es Betania.
Se trata de una organización católica, con estatutos en la diócesis de Madrid para no circunscribirse a movimiento concreto alguno, que acoge a mujeres separadas, divorciadas o con su matrimonio anulado, con la idea de "sanar" el mal que esos procesos causan: "En Betania primero se escucha, después se ama, y luego todo eso lo ponemos en el Señor y en la Virgen y rezamos con corazones abiertos. Cada historia es sagrada, aquí no culpabilizamos a nadie, no nos permitimos juicios, prejuicios, rumores ni críticas".

Los tiempos delicados de la Virgen

Es, un poco, como el "santuario-hogar" que María Luisa creó tras su separación con sus tres hijos, porque son las "víctimas inocentes". Uno de ellos, pasado los años, se ordenaría sacerdote.

"El que me fue guiando y educando fue Dios, porque me enseñó a conocerme a mí misma. Le pedí que entrase en mi vida y me ayudase a conocerme para así autoeducarme y poder educar a mis hijos", recuerda. Y añade el papel en su vida (y en la obra que es Betania) de la Virgen María. Rezándole con insistencia en el santuario deSchönstatt aparecieron dos palabras, "atenta y disponible", que caracterizan el grupo, porque "los tiempos de la Virgen son muy delicados" y es así como el grupo quiere recibir y ayudar a las personas que acuden buscando comprensión.

Se trata de cerrar heridas porque "en el rencor Dios no puede actuar". Las mujeres que acuden al grupo lo hacen con una única condición: "Abrir el corazón, no tapar, porque es la forma de saber dónde están nuestras limitaciones y cómo trabajarlas. En ocasiones son personas que no han podido llorar de tanto sufrimiento, y llorar es entonces una desintoxicación del alma".

Además esa "desintoxicación" obtiene un premio y presta un servicio: "Cuando Dios sana a una mujer sana a una madre, con ella a unos hijos, con ellos a una familia y con ella a una sociedad", explicó María Luisa.

Un lugar de descanso
¿Y por qué Betania? "Es el lugar donde Jesucristo iba a descansar con sus amigos: Lázaro, Marta y María. Allí comían, bebían, se reían. Queremos descansar en el corazón de Jesús y Él quiere descansar en nosotros. En Betania sanamos desde Dios. Yo estoy sanada en Dios", confiesa.
Y añade: "En Betania trabajamos el perdón, perdonándonos a nosotras mismas". Con dos interesantes consideraciones. Una, que "intentar ser perfectos es un problema de orgullo y de soberbia, porque somos imperfectos y Dios nos creó imperfectos". Otra, y sólo aparentemente paradójica, "que sólo puede ser humilde quien tiene una autoestima alta. Si no conoces tus capacidades, no puedes saber lo que Dios quiere de ti".

UN VIDEO, ¡PRECIOSO!, EN ESTE ENLACE:

BETANIA: Jesús en casa de Marta y María






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