«Cuando Dios sana a una mujer sana a una madre, con ella a unos hijos,
con ellos a una familia y con ella a una sociedad».
«En
el rencor Dios no puede actuar»
Son afirmaciones de María
Luisa Ethardt, promotora en España del Proyecto BETANIA para mujeres separadas, etc. Me puse en contacto con ella
para hablarle de un hijo de divorciados que fue sacerdote, fundador, obispo y
santo: Eugenio de Mazenod.
Este fue mi mensaje:
Este fue mi mensaje:
Hola,
María Luisa, he visto algunos vídeos sobre el Proyecto Betania y me han
encantado. Soy un sacerdote de los Misioneros Oblatos de María Inmaculada que
resido en Roma desde hace unos años. Anteriormente viví en Pozuelo y en Madrid.
Quería conectar con usted y un amigo común me ha facilitado su dirección
electrónica.
Estoy
muy interesado por las personas afectadas por rupturas matrimoniales. Me ha
contagiado esta inquietud, en parte al menos, un gran amigo Jesuita, el
P. Paolo Bachelet, que ha trabajado con denuedo en la pastoral y acompañamiento
de las parejas separadas, divorciadas, casadas de nuevo… Este celoso sacerdote, a pesar de sus
años y salud precaria, pero que conserva su lucidez mental, sigue al pie del
cañón en la enfermería de la curia general de los Jesuitas. Fue él quien me puso
en la pista de este aspecto de nuestro Fundador, San Eugenio de Mazenod,
Obispo de Marsella. “Lo que significaría para estas personas –me decía-
saber que un hijo de divorciados se hizo sacerdote y luego fue
fundador, obispo y ahora santo canonizado”. Es quizá en la historia de la
Iglesia el único Santo hijo de divorciados canonizado. Esa situación familiar
bloqueó por varios años el proceso de su causa de canonización.
El
P. Bachelet dice que el caso de S. Eugenio es un ejemplo para las
personas separadas, divorciadas…para que
más allá de su drama, piensen e sus hijos. Sé que su hijo Borja también es
sacerdote. ¡Enhorabuena!
Algunos
quieren proponer a S. Eugenio como intercesor y patrono de todas las personas
que sufren o han sufrido a causa de esas “rupturas”. Yo mismo lo he promovido
en calidad de Postulador general. S. Eugenio hizo toda su parte para
recomponer la unidad familiar. Todo en vano. Fue una espina que
llevó clavada en el corazón toda su vida. Por esto yo creo que no quedará
indiferente ante quienes sufran situaciones similares.
Perdone
mi “intromisión”. Sólo quería hacer saber a todos los miembros del Proyecto Betania
que cuenten con mi simpatía y oración. Que María,“Reina de las Familias”, les
ayude. Cordialmente. Joaquín Martínez vega, o.m.i.
Y
esta fue su respuesta:
Hola Padre, muchas
gracias por el correo tan cariñoso y esperanzador que me envía. El contenido
del mail lo transmitiré a las familias de Betania y les hará sentirse amadas
dentro de nuestra Iglesia. ¡Qué bueno es Dios que regala el don de la santidad
a un hijo de divorciados!, nosotras experimentamos el Amor de Dios en nuestra
historia de vida y en nuestras familias ya durante la primera etapa de
sanación, el Señor está sanando mucho en nuestras familias y por ello sólo
podemos alabarle y agradecerle tanta misericordia y predilección. Y a partir de
ahora pediremos la intercesión de San Eugenio de Mazenod por nuestras familias.
Mi padre en la tierra también se llamaba Eugenio y este detalle también me
acerca más a él.
Una vez más muchas
gracias Padre y nos encomendamos a sus oraciones. Madre y Reina de las familias
en el Corazón de Cristo, ruega por nosotros. Unidos siempre en Jesús y María,
Maria
Luisa Erhardt
A continuación, algunas
de sus afirmaciones y una interesante entrevista en video: no te lo pierdas...
María Luisa Erhardt, de Betania,
mujeres separadas
católicas
"Me
separé joven, tenía 30 años y llevaba tres mirándome a mí misma. No podía culpar al otro porque no
tenía poder sobre el otro": con extraordinaria serenidad, María Luisa Erhardt explicó este sábado a Gonzalo
Altozano en No es
bueno que Dios esté solo (Intereconomía
TV) las circunstancias de su propio caso personal como origen remoto de lo que
desde 2006 es Betania.
Se trata
de una organización católica, con estatutos
en la diócesis de Madrid para no
circunscribirse a movimiento concreto alguno, que acoge a
mujeres separadas, divorciadas o con su matrimonio anulado, con la
idea de "sanar" el mal que esos procesos causan: "En
Betania primero se escucha, después se ama, y luego todo eso lo
ponemos en el Señor y en la Virgen y rezamos con corazones abiertos. Cada
historia es sagrada, aquí no culpabilizamos a nadie, no nos permitimos juicios,
prejuicios, rumores ni críticas".
Los tiempos delicados de la Virgen
Es, un poco, como el "santuario-hogar" que María Luisa creó tras su separación con sus tres hijos, porque son las "víctimas inocentes". Uno de ellos, pasado los años, se ordenaría sacerdote.
"El que me fue guiando y educando fue Dios, porque me enseñó a conocerme a mí misma. Le pedí que entrase en mi vida y me ayudase a conocerme para así autoeducarme y poder educar a mis hijos", recuerda. Y añade el papel en su vida (y en la obra que es Betania) de la Virgen María. Rezándole con insistencia en el santuario deSchönstatt aparecieron dos palabras, "atenta y disponible", que caracterizan el grupo, porque "los tiempos de la Virgen son muy delicados" y es así como el grupo quiere recibir y ayudar a las personas que acuden buscando comprensión.
Se trata de cerrar heridas porque "en el rencor Dios no puede actuar". Las mujeres que acuden al grupo lo hacen con una única condición: "Abrir el corazón, no tapar, porque es la forma de saber dónde están nuestras limitaciones y cómo trabajarlas. En ocasiones son personas que no han podido llorar de tanto sufrimiento, y llorar es entonces una desintoxicación del alma".
Además esa "desintoxicación" obtiene un premio y presta un servicio: "Cuando Dios sana a una mujer sana a una madre, con ella a unos hijos, con ellos a una familia y con ella a una sociedad", explicó María Luisa.
Un lugar de descanso
¿Y por
qué Betania? "Es el lugar donde Jesucristo iba a descansar con sus
amigos: Lázaro, Marta y María. Allí comían, bebían, se reían.
Queremos descansar en el corazón de Jesús y Él quiere descansar en nosotros. En
Betania sanamos desde
Dios. Yo estoy sanada en Dios", confiesa.
Y añade:
"En Betania trabajamos el perdón, perdonándonos a nosotras mismas".
Con dos interesantes consideraciones. Una, que "intentar ser perfectos es
un problema de orgullo y de soberbia, porque somos imperfectos y Dios nos
creó imperfectos". Otra, y sólo aparentemente paradójica, "que sólo
puede ser humilde quien tiene una autoestima alta. Si no conoces
tus capacidades, no puedes saber lo que Dios quiere de ti".
UN VIDEO, ¡PRECIOSO!,
EN ESTE ENLACE:
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