Parejas de separados, divorciados,
divorciados y casados de nuevo… ¡Cuántas familias en tales situaciones que
sufren incomprensiones, dramas dolorosos e incluso tragedias!
¿Sabías que hubo un Santo que sufrió mucho a
causa del divorcio de sus padres? Fue una espina que tuvo clavada en el corazón
durante toda su vida. Por más que lo intentó, no pudo restablecer la unión ni
la convivencia de sus progenitores; pero él siguió amándolos entrañablemente.
Él no puede quedar insensible ante situaciones
de un sufrimiento que experimentó en su propia carne. Por eso, en Estados
Unidos y en otras partes, los Misioneros Oblatos de María Inmaculada, familia religiosa
y misionera por él fundada, lo proponen como Protector y Patrono de todas esas
familias “disfuncionales”.
¿Quién
fue este Santo?
Se trata de Carlos José Eugenio de Mazenod, que nació en Aix de Provenza, sur de Francia,
el 1 de agosto de 1872. Desde su tierna infancia sufrió las consecuencias de la
Revolución francesa, que empujó a toda su familia al exilio para escapar de la
guillotina. A partir de los 20 años, cuando pudo volver a Francia, Eugenio
intentó por todos los medios recomponer el matrimonio roto de sus padres. Todo
inútil. La madre había encontrado nueva pareja con quien tuvo un nuevo hijo y
se negó a la convivencia con su primer esposo.
La fragilidad de ese matrimonio, de pura conveniencia,
era evidente. Su padre, Carlos Antonio de Mazenod, Presidente la Corte de Cuentas
de Provenza, perteneciente a la nobleza, estaba financieramente arruinado. A la
edad de 33 años se casa con María Rosa Joannis, de 18 años, hija de un profesor
de medicina, adinerado gracias al comercio de fármacos. Ambos querían beneficiarse:
ella, de la nobleza, y él, del patrimonio económico. Fue un matrimonio sin base
consistente. La madre regresa pronto del destierro y obtiene el divorcio civil
para recuperar sus bienes, crea un nuevo hogar y se desentiende del padre de Eugenio,
el cual tendrá que esperar varios años más para poder volver a su patria.
Eugenio, a la edad de 25 años, contra la
voluntad de su madre, ingresa en el seminario de S. Sulpicio de París. Quiere
dedicarse “a la salvación y por
consiguiente a la verdadera felicidad de los hombres”, escribe a su madre. Recién ordenado
sacerdote, vuelve a Aix donde funda una sociedad de misioneros, hoy presentes
en unos 70 países, esparcidos por los cinco continentes. Más tarde, nombrado
obispo de Marsella, carga sobre sus espaldas con la tarea pastoral de segunda ciudad
más populosa de Francia, donde muere santamente. Fue beatificado por Pablo VI
en 1975 y canonizado por Juan Pablo II en 1995.
A continuación pueden leerse unas plegarias
inspiradas en S. Eugenio como Patrono de las familias desestructuradas o "disfuncionales".
Patrono de la Familias dsestrucuturadas
- Para que busquemos siempre la voluntad de
Dios, oremos al Señor.
R/. Escúchanos,
Señor.
- Para que crezcamos continuamente en el
conocimiento de Jesucristo, oremos. R/.
- Para que acojamos con gratitud el mensaje de
vida de la Palabra de Dios, oremos. R/.
- Para que vivamos a partir de nuestro amor profundo
a Dios, fomentado por la oración diaria, oremos. R/.
- Para fortalecer nuestra relación personal con
Jesucristo, oremos. R/.
- Para que abracemos por amor la cruz de Jesucristo,
oremos. R/.
- Para que obtener un amor profundo a
Jesucristo, oremos. R/.
- Para que aceptemos la salvación que nos viene
de Jesucristo, oremos. R/.
- Para que nos conceda un corazón compasivo
como el de Jesucristo, oremos. R/.
- Para que, con espíritu misionero, compartamos
nuestra fe y nuestro amor a los demás, oremos. R/.
- Para que profundicemos en nuestro encuentro
con Jesucristo en la Eucaristía, oremos. R/.
- Para que nos arriesguemos a llevar la paz y
la alegría de Jesucristo a los demás, oremos. R/.
- Para que amemos siempre a la Iglesia de
Cristo tanto en su santidad como en sus limitaciones y debilidades, oremos. R/.
- Para que los miembros del Pueblo de Dios
fomentemos el espíritu de reconciliación, oremos. R/.
- Para que nuestra devoción auténtica a María
nos conduzca a su Hijo Jesús, oremos. R/.
- Para que acudamos a María como nuestra madre
espiritual, oremos. R/.
- Por la integridad y santidad de todo el
Pueblo de Dios, oremos. R/.
- Para que seamos generosos y acogedores con
los demás, oremos. R/.
- Para que amemos de verdad a los pobres y a
los más abandonados, oremos. R/.
- Para que haya más jóvenes que respondan con
generosidad al llamamiento de Dios a servir en la vida religiosa y sacerdotal,
oremos. R/.
- Para que no nos falte la esperanza en las
pruebas y cruces de cada día, oremos. R/.
- Por
las familias que sufren a causa de la separación matrimonial y el divorcio,
oremos. R/.
- Por los ex esposos, para que no sufran
emocionalmente después del divorcio, oremos. R/.
- Por los niños heridos emocionalmente por la separación
de sus padres, oremos. R/.
- Para que las familias disfuncionales se
liberen del peso de sus impulsos y adicciones, oremos. R/.
- Por las personas y familias que carecen de
recursos económicos, oremos. R/.
- Por nuestras intenciones personales (proponerlas en silencio), oremos. R/.
Oremos
Oh Dios, que para anunciar el Evangelio a los pueblos
has colmado a tu obispo san Eugenio de las virtudes
apostólicas;
concédenos que, inflamados del mismo espíritu,
aspiremos únicamente al servicio de la Iglesia
y a la salvación de las almas.
Por Jesucristo nuestro Señor.
R/. Amén
Oh Dios, que para anunciar el Evangelio a los pueblos
has colmado a tu obispo san Eugenio de las virtudes
apostólicas;
concédenos que, inflamados del mismo espíritu,
aspiremos únicamente al servicio de la Iglesia
y a la salvación de las almas.
Por Jesucristo nuestro Señor.
R/. Amén
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