miércoles, 5 de marzo de 2014

La comunidad religiosa vista por el P. Iriarte


El Gregorio Iriarte OMI (1925-2013), fallecido, casi nonagenario, el año pasado, ha sido uno de los hombres más populares de Bolivia y de Hispanoamérica. Nació en Olazagutía (Navarra) en 1925. Recién ordenado sacerdote en Madrid (1950), lo destinan a Argentina; pero pronto pasa a Bolivia donde transcurrirá la mayor parte de su vida. Misionero inquieto, se implica a fondo en los problemas del pueblo, siempre a favor de los marginados sin voz. Divulgador genial: edita un libro casi cada año. Sin haber cursado estudios formales en ninguna universidad, poco antes de morir (10.10.2013), le llueven los Doctorados Honoris causa. El último se lo llevó a domicilio el Presidente de la República en persona. Entresacamos unos párrafos de una de sus reflexiones sobre la vida comunitaria de las personas consagradas.

Necesidad de la comunidad

Estamos hechos a imagen y semejanza de Dios que es “Comunidad Trinitaria” por eso, para todos y cada uno de nosotros, existir, en realidad, es co-existir y comunicarnos, es desarrollarnos y liberarnos, tanto en área de los valores humanos como, principalmente, en los aspectos de nuestra vivencia religiosa.
Los religiosos/as somos cada vez más conscientes de la necesidad de profundizar nuestra vida comunitaria en una relación auténticamente fraternal que irradie estímulo, calor y nueva vida en una sociedad cada vez más hundida en individualismo, en el pragmatismo y en el consumismo.
Nada más importante para llegar a una mayor solidaridad que la unión de corazones con la recíproca aceptación de todos y de cada uno de nuestros hermanos/as. Nada anhelamos tanto todos como el ser aceptados, el ser queridos y tenidos en cuenta por los demás. De ahí que el “encuentro comunitario” deba constituirse para nosotros en una verdadera prioridad espiritual y humana.
En realidad, lo mejor de cada uno de nosotros es lo que hemos recibido de aquellas personas que nos han amado. Cuanto más somos amados, más libres nos volvemos para aceptarnos a nosotros mimos y a los demás. Cuando nos sentimos amados, crecemos. Cuando no nos sentimos amados nos entristecemos y tendemos a cerrarnos sobre nosotros mismos.

Conclusiones

1. La aceptación mutua y la complementariedad son de absoluta necesidad en toda comunidad.
2. La “reunión comunitaria” no es para juzgar o para corregir algunos errores del grupo o de las personas que lo integran, sino para comunicarnos en profundidad y lograr con ello conocernos mejor, aceptarnos y construir entre todos una verdadera fraternidad.
3. Uno de los errores más graves en los que se ha caído con demasiada frecuencia es hacer del “encuentro comunitario” una práctica de “corrección fraterna”, con la idea de superar algunos problemas de conducta personal o comunitaria. La verdadera comunidad se construye desde la aceptación de todos y cada uno de sus miembros con todas sus limitaciones personales, psicológicas y espirituales, y no desde el autoritarismo o de la corrección, por buenas que sean sus intenciones.
4. La “corrección fraterna” solo puede ser positiva en una segunda instancia posterior. Tiene que nacer desde la aceptación del otro, pero nunca desde una exigencia de cambio impuesta o exigida.
5. Es muy probable que algún miembro de la comunidad quiera comunicarse en privado con mayor profundidad y desear que le señalen sus defectos o errores. Es muy posible que una auténtica reunión comunitaria desemboque en este dialogo personal franco y constructivo, pero la reunión en sí no es un sistema de coacción o de corrección.
6. Nunca podrá ser efectivo un encuentro comunitario si no parte de la verdadera aceptación y estima de todos sus integrantes. Esta es la razón del fracaso de lo que antiguamente se llamaba “Capítulo de culpas”. No partía del verdadero amor fraternal ni de los más elementales principios de la psicología.
El gran ideal comunitario lo tenemos expresado en el comportamiento y en la actitudes de las primeras comunidades cristianas: “La multitud de creyentes no tenía sino un solo corazón y una sola alma” (Hch. 4,32).

                                                    Gregorio Iriarte OMI
Cochabamba, Agosto del 2011


Quien quiera leer todo el artículo, puede encontrarlo en el próximo número (abril 2014) de OBLATIO, revista oblata dirigida por el P. Fabio Ciardi: http://www.omiworld.org/oblatio/oblatio-home-page.asp

Ver más abajo (Más información) algunas fotos.




Algunos rasgos de la personalidad del P. Iriarte


  
Pastor con "olor a oveja",  siempre cercano, en medio del pueblo


Promoción: educar al pueblo analfabeto, para que sepa decidir y  exigir sus derechos

Locutor de radio, escritor prolijo, coversador ameno y divulgador genial




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