lunes, 7 de julio de 2014

Los OMI en Bolivia, 1ª entrega




evangelizadores evangelizados
Entrevista al P. Guillermo Siles, o.m.i.


De paso por Roma, está con nosotros el padre Guillermo Siles, formador de jóvenes religiosos, superior provincial, director de Radio Pío XII, ente otros cargos, y, ahora, como buen comunicador, trabaja en programas de televisión. Aprovechamos la ocasión para hacerle una entrevista que puede leerse a continuación:


Como Oblato boliviano, conocerás bien la historia e implantación de los Oblatos en tu País. ¿Puedes decirnos algo?

Los Misioneros Oblatos llegaron a Bolivia por primera vez el 25 de marzo de 1925. Procedían de Alemania e iban a fundar una misión en el Chaco boliviano; pero en la guerra del Chaco, Bolivia perdió la guerra y el Chaco pasó a ser de Paraguay. De este modo los Oblatos, que habían venido a Bolivia, pasaron a ser del Paraguay y fundaron el Vicariato Apostólico de Pilcomayo.
El 18 de julio de 1952 los Oblatos llegan por segunda vez a Bolivia; pero ahora son canadienses. Fueron invitados para dedicarse a la evangelización.
En ese momento Bolivia está pasando por una situación muy difícil, era el año de la Revolución Nacional. Los campesinos y los mineros se hicieron con el poder, nacionalizaron las minas y llevaron a cabo una reforma agraria. Se trataba de un movimiento popular muy fuerte que ha marcado la historia del País hasta nuestros días. Los mineros habían sido muy bien formados en Cuba y en la Unión Soviética y eran, lógicamente, de tendencia comunista. El comunismo iba creciendo en Bolivia.
Los Oblatos canadienses van a entrar en ese ambiente.

Los Oblatos fueron invitados por los Obispos bolivianos, ¿para qué?

Fueron invitados para combatir el comunismo y el alcoholismo. Éste era un problema grave porque los mineros, en familia, consumían mucho alcohol; pero lo que parecía más grave era el comunismo.
Desde 1952  a 1963 la historia va a ser magnífica, porque en esa etapa los Oblatos tendrán que enfrentarse contra la lucha social; pero para ello tienen que confrontarse con los mineros, dado que la empresa ahora es del Estado. Quieren dar nuevo rumbo a la vida cotidiana de los mineros y lo intentarán dedicándose inicialmente a la formación de la juventud obrera, e, inspirándose en la JOC, fundan la Liga de Trabajadores Católicos. Para implantar procesos de evangelización en las familias, implantan el Movimiento Familiar Cristiano. Esta era la labor pastoral de los Misioneros en esta etapa.

Creo que, al principio, toparon con una fuerte resistencia.

En efecto, por su actuación tendrían que soportar el ataque permanente de los mineros, de los dirigentes sobre todo, pues tenían una fuerte agresividad anticlerical porque decían que los curas venían a imponerse, a meterse  en la vida de los mineros. Tanto es así, que los primeros años hacían creer a los mineros que los misioneros eran agentes de la CIA, porque eran “gringos” (norteamericanos). Como venían del Norte, eran mirados con sospecha: podrían informar sobre cualquier cosa.
Lo cierto es que, aunque no eran agentes de la CIA, tenían un objetivo claro: implantar un estilo de vida muy diferente. Bolivia es un país eminentemente católico y querían que la Religión siguiera viva.
A medida que van pasando los años, los Oblatos comienzan a captar lo que significa la Revolución, especialmente en los centros mineros. Es ahí, entre los mineros, donde van a fomentar la vida de la familia, el trabajo, la educación. Después abren una emisora, Radio Pío XII. La dirige el padre Lino Grenier y la usa como apoyo a la evangelización. En ese clima de confrontación existente desde el principio, los mineros, que también tienen su emisora, La Voz del Minero, aumentarán la hostilidad. Así pues, si antes la confrontación era en la calle, en la capilla, ahora salta a las ondas.  Los dirigentes mineros atacaban a los misioneros y éstos contestaban emitiendo mensajes de paz y de tranquilidad, pero con el fin de que los comunistas no ganaran terreno y que no impusieran su ideología.

Algún ejemplo concreto de ese clima de hostilidad…

Hay más de uno. Era tal la agresividad que cuando un Oblato de Catavi, el P. Enrique, atropelló un perro con su carro (coche), la Radio de los sindicalistas dio la noticia como editorial del día: “Cura capitalista mata perro proletario”. Esta anécdota revela el clima de confrontación.
Otra anécdota: el padre Mauricio Lefebvre, párroco entonces de Catavi, tenía que afrontar el problema generalizado del alcoholismo. Una señora que vendía chicha (fermento de maíz) a los mineros, tenía un “Santito” (Santería), le pedían que se lo prestara, y ella: “Te lo dejo con una condición, si me compras chicha”.
Un día el P. Mauricio se enteró de que había una fiesta, acudió al lugar y les tiró la chicha. Por poco lo linchan; pero como el padre eran tan alto, no pudieron hacerle frente.
Reitero, los sindicalistas mineros querían proponer un régimen totalitario. Los Oblatos topan con esto y con el alcoholismo; pero prosiguen con la tarea de la formación cristiana.

Con la llegada del Concilio, ¿cambió en algo la situación?

En tiempo del pre-concilio los Oblatos ya se habían adelantado al Vaticano II, hablando, predicando, celebrando en el idioma de la gente. Los Oblatos, junto con otros sacerdotes diocesanos, hicieron un cancionero, grabaron un disco con la Misa Inca, toda la Misa en quechua. Han pasado 60 años y hoy se sigue cantando, porque caló hondo en la gente, porque sus cantos son muy populares.
Pero en 1963 soplan nuevos aires en el País. Hay un nuevo presidente, el general René Barrientos (1919-1969). Era un dictador, pero muy popular. Era bonachón y arreglaba cosas. Por otra parte, los Oblatos comienzan a cambiar su actitud frente a los dirigentes de las minas. Se abre un nuevo tipo de relación con los mineros.

¿Quiénes cambian, los mineros o los Oblatos?

Los unos y los otros. Aquí entra en juego el P. Gregorio Iriarte, un navarrico, que logra ligar con los dirigentes políticos, con la gente y con la Iglesia. Poco a poco los mineros se van dando cuenta que los curas no habían estado en contra de ellos, que había habido malentendidos. Hasta entonces los mineros tenían  como eslogan: “esos malditos curas de mierda”. Era la expresión que usaban siempre para señalar a los sacerdotes, que los consideraban como opresores, porque se oponían a su estilo de vida.
El año 1963 arranca el inicio del acercamiento, de relación normal en la vida cotidiana. Llegan los Oblatos a Oruro para abrir una nueva misión entre las minas y se sorprendieron al topar con una realidad tan cruda, tan difícil. Se preguntaban: ¿Pero cómo es que no hay escuelas, la sanidad es mala, mueren muchos niños? ¿Cómo podemos resolver estos niveles de vida infrahumanos? Abren las misiones de Oruro y Cochabamba para intentar cambiar los niveles de vida de los mineros y de los campesinos. Abren centros de formación para profesores: “no podemos permitir que la gente siga siendo analfabeta”. Abrieron una Normal, es decir, un centro de enseñanza para profesores y empezaron a capacitarlos. Fue la primera iniciativa de formación en toda la región.

Y los Oblatos anticomunistas son ahora los curas rojos…

Así comenzaron a llamarlos los dictadores. Se abre el Concilio y los Oblatos se sienten impulsados a vivir plenamente la relación con la gente. Pero en ese período conciliar, en Bolivia, vuelven las dictaduras. Los sacerdotes en general estaban del lado de la gente, porque durante las dictaduras los del ejército entraban en los pueblos, en los centros mineros y en los poblados de los campesinos, mataban a los dirigentes o los tomaban presos o los exiliaban.
Los Oblatos, lógicamente, se ponían de parte de la gente, los ocultaban y sobre todo defendían sus derechos humanos, impidiendo que hubiera exilio o confinamiento. Esta era la actitud de los Oblatos con la gente.
En 1967 tiene lugar en Catavi la famosa “Masacre de San Juan”. La Radio Pío XII puso el grito en el cielo, dando a conocer el hecho en todo el País. La emisora tuvo mucho protagonismo en eso y desde entonces estuvo muy solidarizada con el pueblo. A partir de ese momento Radio Pío XII será muy vigilada y los Oblatos serán considerados como “los curas rojos”.

Luego vendrá el Che y la opción por los pobres…

Sí, en América Latina, a raíz del Concilio, se comienza a reflexionar sobre la opción por los pobres, la lucha a favor de los pobres. Había que defenderlos. Este proceso revolucionario iba acompañado por ideologías. En ese momento es cuando el Che Guevara va a Bolivia y los mineros estaban dispuestos a apoyar su iniciativa. Lo matan, pero sobrevive su espíritu y en Bolivia surge una religión  más revolucionaria. Los Oblatos, a una con los Jesuitas, lideran esta corriente. Querían que se defendieran  los derechos humanos y que se mejorasen las condiciones de vida para la gente; pero no se podía, porque desde 1969 en Bolivia se han vivido constantemente dictaduras y golpes de estado.

Ante esa nueva deriva pastoral, ¿cuál es la actitud de los políticos?

Muchos Oblatos fueron perseguidos. En 1971 el P. Mauricio Lefebvre, que había sido párroco en Llallagua y después en La Paz, el 2 de agosto de 1971, cuando se instala la dictadura de Hugo Banzer Suárez, es asesinado, durante la matanza del golpe de estado. Mauricio iba en una ambulancia de la Cruz Roja para socorrer a los heridos y cuando se acerca a ellos lo acribillan a tiros en plena calle. Al día siguiente, en el entierro, en contra de las órdenes del Gobierno, todo el pueblo acudió al cementerio. Desde entonces llaman al P. Mauricio “Mártir de la Liberación Nacional”. Los Oblatos nunca han sido gente violenta, han sido sensibles a los sufrimientos, siempre han estado cerca de la gente.

Pasan las dictaduras y llega la época de la democracia, ¿Qué hacen los Oblatos?

Varios Oblatos: Gregorio Iriarte, Gustavo Pelletier, Roberto Durette… en los años 77-78, se han comprometido en la lucha con la gente, apoyaron la huelga de hambre de las mujeres y lograron que el Presidente, dictador, convoque elecciones.
Gracias a estos esfuerzos de los Oblatos, junto con otros religiosos, apoyando a estas mujeres, lograron que se convocaran las elecciones, que llegara la democracia. Aquellos años no han sido fáciles. Pero gracias a eso, en Bolivia, desde 1982 tenemos una democracia que nos ha traído algo más de tranquilidad.
Durante este período, los Oblatos han seguido trabajando con los campesinos, apoyándoles, alfabetizándolos, apoyando iniciativas de producción, de organización. Han sido momentos muy positivos y se han sentido muy contentos acompañando la vida de la gente.

Se cierran las minas, y ahora, ¿qué?

El año 1986 llega el modelo económico neoliberal que es un paquete que saca el presidente Víctor Paz diciendo. “Bolivia se nos muere”. Entonces sacó el proyecto de ley 21060. La gente nunca lo olvida. Con ese decreto implanta en Bolivia el modelo neoliberal, por lo cual cierra todas las minas y fábricas en el país y más de 30.000 obreros se quedan en la calle y mucha gente ha ido caminando hacia la capital y los Oblatos iban con ellos. Los acompañaron en la manifestación que se dirigía a La Paz, pero no tuvieron éxito, se lo impidieron y los obligaron a regresar a sus lugares de origen. Pero ahí  comenzó la crisis. Para los Oblatos, que siempre trabajaron con los campesinos y los mineros, al cerrarse las minas, se crea un vacío, una crisis. Les dolió mucho la situación, pues ahora nuestra gente emigra a las ciudades. Por eso se intenta abrir otra misión en Cochabamba. Los Oblatos ya estábamos en Cochabamba, pero queríamos cerrar la parroquia para abrir otra misión, e ir tal vez a la Ciudad del Alto, una nueva ciudad donde se establecieron varias personas. Los Oblatos comienzan a buscar otros espacios e inician nuevas experiencias, los años 86-87. Se abren comedores populares y surgen fundaciones como por ejemplo la fundación “Niño Feliz” para acoger los niños de la calle o abandonados en todo el ámbito de la parroquia de Santa Cruz, zona oriental. Fuimos ahí porque había muchos niños marginados que no tenían nada para comer. Esa fundación sigue hasta hoy. 

Bien por los niños, ¿y las madres?

Se abre el centro de La Paz, esta vez para mujeres, que hoy en día es el Centro de Cultura Popular, con orientaciones diversas, buscando iniciativas productivas para mujeres y para defender los derechos humanos de la mujer.
En otra parroquia de Oruro se abrió la fundación CEPA (Centro de Estudios de Pueblos Andinos), para investigar el cambio climático, los daños colaterales, a consecuencia de la minería y los “pasivos ambientales”. Ahora se diría “las secuelas de la explotación minera”. Este centro se encarga también  de investigar la cultura aimara, la cultura andina, y comienza a crear centros de discusión sobre la riqueza cultural de los aimaras.  En Cochabamba se ha creado otra fundación, CEPROMI (Centro de Promoción de los Oblatos de María Inmaculada). ¿Objetivo de esta fundación? Se dedica a divulgar los medios de comunicación, la gobernanza, la promoción de líderes y la defensa de derechos humanos. Esta fundación sigue trabajando entre mujeres. Hay actualmente 18 grupos de mujeres acompañando en varios barrios de la ciudad de Cochabamba, a fin de que las mujeres asuman un liderazgo y sobre todo defiendan sus derechos.
Los Oblatos siempre se han dedicado a apoyar a la Iglesia, pero en ese sentido misionero de acompañar a la gente en su estilo de vida, en sus necesidades, y en mejorar su calidad de vida.

Habéis cumplido 60 años de presencia en el País. Durante ese tiempo, ¿qué resaltarías como más llamativo?

Los Oblatos han trabajado en lo que se llama la evangelización y la inculturación, porque si bien es cierto que cuando llegaron intentaban evangelizar ese ambiente comunista y de borrachera, siempre fieles a nuestro lema: “Me han enviado a evangelizar a los pobres” y “Los pobres son evangelizados”, la experiencia de estos años es que los Oblatos hemos sido evangelizados. Todos hemos experimentado que, si bien es cierto que anunciamos el Evangelio a la gente, recibimos de la gente muchas cosas. La mayor parte de los misioneros afirman que la inculturación del Evangelio produce que el misionero también aprenda, no se queda contemplando pasivamente la cultura o en la transmisión de la fe, porque al transmitir la fe, recibe la transmisión de la cultura. Nuestro proceso de inculturación en estos últimos años nos revela cómo hemos sido evangelizados por la gente. Cuando por ejemplo tú ves a una madre tiene que atiende a nueve hijos y que para darles de comer tiene que trabajar, sentimos cómo una mujer es capaz de dar la vida por los demás; o cuando ves a un dirigente comprometido en la lucha social por la defensa de los derechos humanos, en la búsqueda de mejores días para su gente, estos ejemplos son el motivo por el que muchos Oblatos digamos: “Somos evangelizados”. J.M.V.




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En la 2ª entrega el P. Guillermo Siles nos hablará del P. Maurio Lefebvre.
En la 3ª, del P. Gregoio Iriarte

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