Pa'i Pukú, ¿Santo?

Nos escribe el P. Miguel Fritz, OMI, Provincial de Paraguay:

"En la sesión del Consejo Provincial del 17 de marzo 2010 hemos decidido unánimemente que queremos dar curso a iniciar el proceso que constate las virtudes del hermano nuestro, Mons. Pedro Shaw OMI, conocido y venerado en el paraguay como "Pa'i Puku".

Con eso cumplimos el pedido del congreso, donde todos los hermanos de la Provincia optaron en favor de este proceso; esperando así que algún la Iglesia llegue a canonizarle que el pueblo ya tiene como santo.

Hay varios lugares en el país que ya llevan su nombre, expresando así el aprecio y la devoción que el pueblo le tiene. Coincidimos que su ejemplo de vida misionera puede orientar y animar a nosotros y a todos en la fe.

Durante el año 2009, un teólogo, el Dr. Michael Krischer, quien para este fin fue liberado de su trabajo en las OPM de Alemania (Missio) y becado por la obra becaria para estudios latinoamericanos, realizó una investigación y encuesta sobre Pa'i Puku. Con todo eso, él llegó a la misma conclusión: que tiene todo para ser declarado santo.

Ya hablamos con el obispo competente (donde Pa'i Puku falleció), Mons. Cándido Cárdenas, quien gustosamente con todo su clero asumiría este proceso. Ya informó a toda la Conferencia Episcopal (en sesión del 10 al 12 de marzo 2010) que acepta y apoyaría el proceso.
Por todo eso, pedimos den inicio oficial al proceso, indicándonos los pasos a emprender".

Pero, ¿Quién era Pa’i Pukú?

Pedro Shaw, popularmente llamado Pa’i Pukú (Padre Alto o Gigante), Oblato de María; nació en Bélgica en 1925. Trabajó en el Vicariato Apostólico del Pilcomayo durante 13 años. Fue un gran conocedor de la realidad chaqueña; además, poseía el dominio del castellano y el guaraní. El Nuncio Apostólico del Paraguay, Monseñor José Mees, lo ordenó el 22 de abril de 1981. Su lema: “Que sean uno”. Murió el 21 de junio de 1984.

La campanilla de Pa’i Pukú

Cuenta la leyenda que Pedro Shaw era tan alto que sus pies casi tocaban el suelo cuando iba a caballo. Seguramente de esa altura, tan rara en el Paraguay, le vino el apodo con el que le conocían en el Chaco: Pa'í Pukú --Padre Alto en guaraní--.

Pedro Shaw, un belga que primero fue sacerdote, luego misionero y, finalmente, obispo quería conocer los problemas y expectativas de las gentes del Chaco. Para ello, recorrió todo el desierto a caballo sin importar lo extremo de su clima. Cuando llegaba a una comunidad o estancia, hacía sonar una campanilla para advertir de su llegada a los lugareños, hablaba con ellos y daba la misa. La campanilla avisaba de las novedades.

Compartiendo las vidas de los chaqueños a lo largo y ancho de un territorio mayor a la mitad de toda España, se dio cuenta de la naturaleza oral de su maravillosa cultura y de la necesidad de cuidarla. A eso dedicaría muchas de sus fuerzas desde el vicariato antes de morir en la Transchaco, ¡dónde si no!, en 1984. Inspirada por este ideal suyo, nació en 1996 una radio para formar e informar al Chaco y a su dispersadísima población (dos habitantes por kilómetro cuadrado).

Esa Radio se llamó Pa'í Pukú como homenaje y hoy se sigue en todo el Chaco: los vaqueros a caballo, los comerciantes en sus tiendas, los ociosos mientras toman su tereré sentados, la escuchan con gusto.