martes, 23 de marzo de 2010

Un Oblato judío

Un judío, Misionero Oblato de María Inmaculada



Quizá muchos Oblatos no conocen a este hermano nuestro. Lo ignoran a veces hasta en el país donde murió. Se trata de un judío sefardí (oriundo de España, Sfarad en hebreo) que nació en Salónica, Grecia, en 1914 y murió en Jaffna, Sri Lanka, en 1948.
Se llamaba Isaac SALTIEL, quien al bautizarse tomó el nombre cristiano de Pedro: El Padre Pedro Saltiel, O.M.I. Su juventud, 34 años, y su breve permanencia en la misión, tan sólo 16 meses, contrastan con su original conversión y su vida ejemplar.
De niño se sentó en los pupitres del colegio de los Hermanos de las Escuelas Cristianas, en su ciudad natal. El Crucifijo que presidía el aula de clase y la bondad de aquellos Hermanos que, sin ser judíos, le hablaban de un Dios bueno, calaron en su alma. Continúa sus estudios en París y allí, enfrascado en la lectura personal del Evangelio, descubre el verdadero rostro de Cristo y se entusiasma con él. Comparte su vivencia con un amigo, judío como él, y al parecer se hace bautizar por éste.
Acogido oficialmente en el seno de la Iglesia Católica, se adentra con decisión por el camino de la secuela Christi y llama a las puertas del noviciado de los Oblatos. Quería seguir siendo judío (nunca renegó de su raza) y evangelizador, como Jesús de Nazaret. Esto provoca, lógicamente, la tenaz oposición de su familia, que lo proscribe como renegado y en adelante no querrá más relacionarse con él. Es una espina que llevará clavada en el corazón hasta su muerte…
Cuando cursaba la teología en el escolasticado de Solignac, estalla la guerra. Los ejércitos de Hitler invaden Francia y por el temor de ser eliminado por los nazis, huye hacia España en bicicleta. Llega a la comunidad oblata más cercana a la frontera, Hernani (Guipúzcoa), y se identifica. Lo acogen fraternalmente y lo envían al escolasticado de Pozuelo, Madrid, donde concluirá sus estudios, y en 1942 recibirá la ordenación sacerdotal.
Tras dos años de profesor en Hernani, solicita ir a misiones. Atraído sin duda por la presencia de dos españoles, los PP. Simeón Gómez y Bonifacio González, pide obediencia para Ceilán (hoy Sri Lanka).
Parte de España en enero de 1947. Se inicia en el conocimiento de la lengua tamul para poder comunicarse con la gente sencilla de la misión. Pero el 10 de mayo de 1948 muere en Jaffna, víctima de una fulminante enfermedad tropical. “Corta fue la sementera”, escribiría un compañero suyo, el P. Luciano Antón, en La Purísima, revista oblata de España. J.M.V.

En la foto, tres oblatos españoles, misioneros en Sri Lanka: Bonifacio Gonáelz, Simeón Gómez y Pedro Saltiel (1º dcha.)

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